La respiración es la única función del sistema nervioso autónomo que puede ser controlada y regulada por la conciencia, por lo tanto funciona como vinculo entre la dimensión psíquica y física del ser humano; es un puente de conexión entre la mente y el cuerpo. Cuando transformamos esta función, vital e inconciente, en voluntaria y conciente desarrollamos un sentido de vivir “hic et nunc”, es decir aquí y ahora; no antes, ni tampoco después, sino en el más absoluto instante, en la más genuina inmediatez, lo que nos aporta una gran satisfacción: nos damos cuenta que vivimos el presente, que saboreamos la plenitud y la riqueza del momento. El ciclo de inspiración y espiración nos enseña a recibir y a dar porque respiramos el mismo aire que respiran los animales, las plantas y todos los seres humanos de este planeta. La respiración nos comunica los unos a los otros, nos vincula con todos y con todo para sentirnos, finalmente, en comunión con el universo. La experiencia de respirar de manera conciente nos enseña que cada momento es completo, es único.
La respiración, su ritmo y frecuencia, está íntimamente ligada a los estados mentales y emocionales que experimentamos en la vida cotidiana: el miedo la inhibe y la bloquea, la ansiedad la acelera, la tristeza la ralentiza, el estrés la entrecorta y el cansancio físico la fuerza. Cada uno de los patrones de respiración es el resultado de un estado de ánimo. A nivel psicosomático, las emociones consiguen desequilibrar la respiración y los ritmos vitales, sin embargo, desde la perspectiva somatopsíquica, la persona puede reaccionar y responder reajustando y controlando voluntariamente la respiración. El resultado es la recuperación del equilibrio emocional que nos proporciona calma y sosiego.
En la respiración abdominal, también llamada diafragmática, el abdomen se hincha y se deshincha como si fuera un globo. Es la respiración innata, original y natural del ser humano, podemos comprobarlo al observar como respira un bebé en la cuna. Los adultos hemos desaprendido y olvidado el respirar de forma natural.
Como funciona la musculatura en la respiración?
Respirar con calidad consiste en distender y relajar la zona del bajo abdomen en la fase de inspiración, lo que facilita al músculo diafragmático moverse hacia abajo. De esta manera los pulmones disponen de más espacio en la parte inferior, entonces los lóbulos incrementan su dilatación y expansión y por tanto la capacidad de intercambio de oxigeno y anhídrido carbónico. El bajo abdomen se contrae en la fase de espiración y el diafragma vuelve a subir.
El diafragma es el único músculo del cuerpo humano que es paralelo al suelo. Tiene forma de cúpula o de paracaídas y está formado por tejidos tanto musculares como conjuntivos. Su forma de membrana permite el movimiento hacia cualquier dirección, manteniendo propiedades de elasticidad, contractilidad y deformabilidad en cualquier sentido. El diafragma se engarza en diferentes músculos importantes para el movimiento y que pertenecen a las principales cadenas musculares. Une la parte delantera del cuerpo con la de atrás, compensa la diferencia de presión entre la caja torácica y el abdomen y amortigua los desplazamientos de las vísceras. La función principal del diafragma es la respiratoria pero también la amortiguadora, la lordosante, lateroflexora y rotadora, coordinadora, cinética y estática, por tanto el diafragma y el sistema muscular del que forma parte es protagonista y define la función corporal.
Tiene un orificio en medio que no es contráctil, pues su misión es deslizarse alrededor del esófago, aorta, vena cava y nervios, estructuras éstas que no pueden ser colapsada en su funcionamiento.
El ciclo de inspiración y espiración siempre se realiza por la nariz que filtra, calienta y humedece el aire, de manera suave, muy lenta, continua y silenciosa. Notamos la entrada del aire en las fosas nasales, escuchamos el sonido que genera, la sensación táctil en las aleta, sentimos su temperatura, más fresca al inspirar y más cálida al espirar, como si la nariz fuera una ventana. Notamos la temperatura del aire por contraste. Tomamos consciencia como el aire, fino e ininterrumpido como un hilo de seda sube hasta el entrecejo y baja hasta el abdomen y recorre el mismo camino de regreso. El factor clave es prestar atención, darse cuenta y ser plenamente consciente de todo este proceso vital. Unos minutos respirando de forma consciente bastan para restablecer el equilibrio emocional y la sensación de plenitud.
Respirar con calidad consiste en distender y relajar la zona del bajo abdomen en la fase de inspiración, lo que facilita al músculo diafragmático moverse hacia abajo. De esta manera los pulmones disponen de más espacio en la parte inferior, entonces los lóbulos incrementan su dilatación y expansión y por tanto la capacidad de intercambio de oxigeno y anhídrido carbónico. El bajo abdomen se contrae en la fase de espiración y el diafragma vuelve a subir.
El diafragma es el único músculo del cuerpo humano que es paralelo al suelo. Tiene forma de cúpula o de paracaídas y está formado por tejidos tanto musculares como conjuntivos. Su forma de membrana permite el movimiento hacia cualquier dirección, manteniendo propiedades de elasticidad, contractilidad y deformabilidad en cualquier sentido. El diafragma se engarza en diferentes músculos importantes para el movimiento y que pertenecen a las principales cadenas musculares. Une la parte delantera del cuerpo con la de atrás, compensa la diferencia de presión entre la caja torácica y el abdomen y amortigua los desplazamientos de las vísceras. La función principal del diafragma es la respiratoria pero también la amortiguadora, la lordosante, lateroflexora y rotadora, coordinadora, cinética y estática, por tanto el diafragma y el sistema muscular del que forma parte es protagonista y define la función corporal.
Tiene un orificio en medio que no es contráctil, pues su misión es deslizarse alrededor del esófago, aorta, vena cava y nervios, estructuras éstas que no pueden ser colapsada en su funcionamiento.
El ciclo de inspiración y espiración siempre se realiza por la nariz que filtra, calienta y humedece el aire, de manera suave, muy lenta, continua y silenciosa. Notamos la entrada del aire en las fosas nasales, escuchamos el sonido que genera, la sensación táctil en las aleta, sentimos su temperatura, más fresca al inspirar y más cálida al espirar, como si la nariz fuera una ventana. Notamos la temperatura del aire por contraste. Tomamos consciencia como el aire, fino e ininterrumpido como un hilo de seda sube hasta el entrecejo y baja hasta el abdomen y recorre el mismo camino de regreso. El factor clave es prestar atención, darse cuenta y ser plenamente consciente de todo este proceso vital. Unos minutos respirando de forma consciente bastan para restablecer el equilibrio emocional y la sensación de plenitud.
BUENA PRÁCTICA
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